Sentada frente al ordenador observando el baile de números que pasean por mi pantalla, me pregunto de qué color son los deseos...
Los sueños olvidados por el camino que nunca debieron quedarse alli...
Las ilusiones en forma de espiral susurrando una melodía que me recuerda mi infancia.
Tremendos tiempos que vienen a mi mente cuando ella está presente en mis recuerdos, esas jornadas en el campo jugando a casitas, tiendas y campamentos...llenas de barro, sin peinar y todo el día con el bañador...que recuerdos en forma de mariposas...como volaba nuestra imaginación y como el tiempo desplegaba sus alas y pasaban las horas en forma de minutos.
Como recuerdo su voz, su acento, su amor incondicional...sus vestiduras negras hasta en verano, su abrazos, sus besos...como la recuerdo...como la recuerdo en mi pasado, estando en mi alma hasta en el presente.
Esas jornadas en la montaña, paseando, oliendo el romero seco por el calor, el tomillo aplastado sobre los pies descalzos, las meriendas...
Recuerdo a mi hermana despeinada, ¡Quién lo diría!
Recuerdos maravillosos, recuerdos que me incitan a la sonrisa, afianzando la idea de felicidad que me persigue desde el pasado implantándose en mi presente y siendo bienvenida en mi futuro.
Ser felices y sonreir.
Los sueños olvidados por el camino que nunca debieron quedarse alli...
Las ilusiones en forma de espiral susurrando una melodía que me recuerda mi infancia.
Tremendos tiempos que vienen a mi mente cuando ella está presente en mis recuerdos, esas jornadas en el campo jugando a casitas, tiendas y campamentos...llenas de barro, sin peinar y todo el día con el bañador...que recuerdos en forma de mariposas...como volaba nuestra imaginación y como el tiempo desplegaba sus alas y pasaban las horas en forma de minutos.
Como recuerdo su voz, su acento, su amor incondicional...sus vestiduras negras hasta en verano, su abrazos, sus besos...como la recuerdo...como la recuerdo en mi pasado, estando en mi alma hasta en el presente.
Esas jornadas en la montaña, paseando, oliendo el romero seco por el calor, el tomillo aplastado sobre los pies descalzos, las meriendas...
Recuerdo a mi hermana despeinada, ¡Quién lo diría!
Recuerdos maravillosos, recuerdos que me incitan a la sonrisa, afianzando la idea de felicidad que me persigue desde el pasado implantándose en mi presente y siendo bienvenida en mi futuro.
Ser felices y sonreir.
2 comentarios:
Que bonitos los recuerdos de la infancia....
Muchas veces también recuerdo mi pasado con una muy amplia sonrisa.
Yo sigo haciendo esos castillos en mi mente para poder liberarla en momentos en los que echas de menos el no tener las responsabilidades que nos rodean a diario.
Creo que siempre tiene que permanecer en nosotros ese pequeño resquicio de niñez...
Una calida sonrisa es el idoma universal de la bondad.
Totalmente de acuerdo, el día dejemos de ser niños...tendremos realmente un problema.
Hemos de sentirnos afortunados por poder recordar esos momentos con una sonrisa.
Happy day!
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