martes, 19 de mayo de 2009

QUE JALEO

No han pasado ni veinticuatro horas, y el silencio se ha hecho más grande de lo que me esperaba.
El corazón albergando la esperanza de una palabra esperada, se aburre frente al televisor.
La razón, lejos de la humildad, se endurece como una roca escupida por un volcán.
Y yo, pensativa por estos momentos, que ni si quiera entiendo, pero he provocado, me siento frente al ordenador, esperando que algo cambie.
Que quizá ya ha cambiado, pero no soy amiga de los cambios, me cuesta adaptarme a ellos, aunque siempre acabo cediendo, por compasión a imágenes aterradoras que inundan los periódicos.
Y una vez más, esperando a que la cosecha, saque los frutos, antes de que una plaga acabe con ellos.
Y tú, liberado de un cajón oscuro, vuelves a ver la luz.
Imaginando la fortaleza de un árbol, que todavía le queda mucho por crecer.
Pisando el frío musgo, que vive alrededor de ese tronco, tatuado con mensajes futuristas, que nunca llegarán a realizarse.
Echaré a correr, para desgastar el silencio y meterme en barullos sin sentido.
Reiré las pocas gracias de la gente que se cree divertida, acrecentando la hipocresía de gente de pacotilla, que llena sus vidas de chismes, para alimentar la poca vida que tienen.
Y gritaré lo más alto que pueda, para que escuches el sonido del alma, que dejaste atrás.
Y le regalaré a los mares un susurro.
Porque la vida es algo más que levantarse todas las mañanas.
Porque la rabia que siento mezclada con un toque de mostaza, me la como con patatas.
Porque no me queda más remedio…se acabó el ketchup…
Y así renaceré de las cenizas, habiendo liberado a un pájaro, y siendo yo, el Ave Fénix.
Y no sé si me creo todo lo que digo, o es fruto de mi codificación de hormonas, que juntadas con la ovulación del mes, hace de mí, una mezcla explosiva.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Algún día se dará cuenta de lo que perdió.
A veces no sabemos lo que tenemos, hasta que lo perdemos.
Suerte.