martes, 3 de marzo de 2009



Mientras de fondo suena Caruso, me viene un cierto aroma a incienso…me recuerda a aquellos días de lluvia, donde me quedaba encandilada viendo como el agua descendía por la montaña, las hojas de pino se abrían y su olor estremecía mi piel y la convertía en vulnerable al frío.


Sensaciones, olores, recuerdos…como gotas de agua se quedan en nuestra memoria, sorprendiéndonos con una sonrisa de vez en cuando…así que recuerda y sonríe.


Hoy había pensado escribir sobre la mentira, enemigo público número uno, pero no me siento con ganas de hablar de algo feo, así que me tomo el placer de hablar de algo bonito, algo que me ha propuesto un amigo, tras leer uno de mis comentarios. Me ha propuesto que hable del amor, como principal mecanismo para provocar una sonrisa.


Como dijo Calderón de la Barca, El amor sin locura, no es amor.


Sentimiento único, líder por excelencia, capaz de mover montañas y hacer brillar mas la luz del sol.
Pero el amor es más que todo eso, el amor, es necesitar a alguien a tu lado, el amor es echar de menos cuando apenas hace un minuto que acabas de verlo, el amor es la paciencia de esperar que pasen las horas hasta verlo, el amor es capaz de hacerte ver mas allá de la piel.
El amor es desear sin medida, el amor es la locura que ocurran todas estas cosas al mismo tiempo.
Y si encima si el amor es correspondido, la locura, se convierte milagro.


Yo, personalmente solo he vivido momentáneamente este sentimiento. Y cuando he estado sumergida en él, me he sentido capaz de olvidar mis problemas, sintiendo continuamente una brisa de aire fresco en mi vida.

Ahora, en estos momentos, estoy enamorada, pero no ha ocurrido el milagro…pero no dudo, que igual que lo he sentido, lo volveré a sentir…aun así, no perderé mi sonrisa…no lo hagas tu.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

persigo una sonrisa sin milagro... la sonrisa de lo cotidiano...de lo verdadero...
gracias por ayudarme nono

Anónimo dijo...

Una sonrisa verdadera, es lo mejor que te pueden regalar.